¿Cómo ha sido la cobertura electoral de los medios durante el contexto electoral?
Ha habido problemas de cobertura en las últimas elecciones sobre todo en segunda vuelta. Estamos hablando del 2006, 2011 y 2016. Yo veo que se pierden los principios periodísticos como equilibrio, objetividad y balance, y lo que prima es una actitud partisana en algunos medios, mas no en todos. Esto se puede evidenciar en diferentes grados.
¿Cuáles son esos grados?
El primero es aquel que apoya solo a una parte y es ahí donde proviene el concepto. Este nivel tiene que ver con la construcción de la gente, de una manera más estructural, en el cual el editor o la casa periodística selecciona eventos, hechos o actividades con un sesgo y deja de visibilizar actividades de un grupo político y muestra más a otro. Esto es algo estructural, por lo que solo entran algunas cosas.
El siguiente nivel aborda el tratamiento; es decir, las actividades, opiniones u expresiones son abordados con poco tiempo. Mientras unos tienen entrevistas extensas, otros apenas tienen una pequeña nota. En otros casos, se recurre a actores referidos. De ejemplo tenemos la época de (Alberto) Fujimori. La oposición figuraba con más menciones en los medios, pero no significaba que hablaban bien de él. Invitaban a supuestos expertos o analistas que hablaban mal de Toledo y este aparecía de forma negativa. Ese es un sesgo por tratamiento. Los recursos comunicativos están orientados a favorecer a uno de los candidatos.
Por otro lado, tenemos el sesgo por enmarcamiento, que en algunos casos busca asociar ciertos marcos interpretativos. Se manifiesta en los candidatos que se les trata de asociar con la corrupción y se le hace preguntas relacionadas al tema. Hay una persistencia en estos marcos que buscan etiquetar, estigmatizar al candidato y a sus miembros para generar ciertos efectos.
Por último, tenemos el uso de “fake news”. La información política que circula a nivel nacional desprestigia a todo el ejercicio informativo. Sin embargo, los mismos medios han llegado a difundir noticias falsas. Tenemos un caso reciente. En un colegio de Chorrillos escribieron unas pintas: “Los maestros no somos MOVADEF”. Se había tachado el “no”, y así fue publicado en Canal 9. De esta manera, se cruza la frontera, totalmente, cuando un medio que está llamado a ser el baluarte de la objetividad trasgrede esa línea y difunde noticias falsas como Willax.
El nivel de partisanismo es crítico en estas elecciones y he observado varias, desde Fujimori en 1995, y de todas ellas esta tiene los niveles más altos que he observado en mi vida como investigador.
¿Por qué cree que se han dado de esta manera?
Creo que en los medios a nivel Latinoamericano no han consolidado el ejercicio periodístico como una acción independiente y profesional. Esto se arrastra del modelo de sistema de propiedad de los medios, pero aun en Estados Unidos, teniendo un modelo privado, el periodismo ha sabido diferenciarse y como prueba está CNN y el Washington Post, medios que le hicieron frente al gobierno de Trump, que se basaba en “fake news”.
¿Por qué cree que en el Perú no se ha consolidado el ejercicio periodístico en los medios?
En el caso peruano, y Latinoamericano, no tenemos esta consolidación por lo que las casas editoriales terminan siendo manejadas por intereses económicos. Esto no aplica a todas. Hay editoriales que no tienen una diversificación de empresas que son más periodísticas y otras, como el Clarín, que cualquier política económica las pueden afectar y, por lo tanto, ya no actúan como casas periodistas sino como empresariales con intereses económicos. Yo diría que el periodismo peruano no ha madurado y los empresarios periodísticos no entienden que el modelo periodístico está en crisis.
¿Hay algún medio que haya dejado de cubrir durante este contexto?
He observado que La República ha hecho un esfuerzo por presentar los dos puntos de vista, tratar de ser un equilibrista en medio de esta polarización y, generalmente, los equilibristas están al medio de presentar visiones de ambas partes, reciben críticas de ambos, esto se llama el efecto de los medios hostiles. Entonces, aquel seguidor, aquel que ya tiene decidido su voto, sino encuentra en sus medios un refuerzo a su opinión asume que estos están en contra de su candidato y lo rechaza. Esta posición frente a un espectro tan polarizador es difícil de sostener. Este efecto de medios hostiles depende también de como uno hace un balance, yo he observado que en los medios se tiende a mostrar solo lo negativo de los candidatos. Lo ideal, en términos periodísticos, es que también se presente lo positivo.
¿Por qué es tan importante mencionar aspectos positivos?
Se ha encontrado una relación entre el negativismo y el cinismo político, es decir, que los ciudadanos ante tanta negatividad tienden a rechazar la política, volverse cínicos, que todos los políticos van a robar, que no hay salida. Ello crea un descreimiento en la democracia, una tendencia a apostar a líderes autoritarios, a salidas antidemocráticas; como los golpes de estados, entre otros.
¿Cuál es el error más frecuente en los que caen los periodistas o los líderes de opinión?
Hay un error de la concepción de periodismo. Muchos se piensan periodistas como “gatekeepers”, creen que son guardianes de la democracia. Sin embargo, ahí hay dos problemas, el primero es asumir el rol de guardianes de la democracia, para ello están las instituciones, no el periodismo. El segundo problema es que los periodistas no están preparados para los análisis políticos. Realmente son muy pocos. Generalmente, los analistas políticos provienen del derecho, de las ciencias políticas o de otras ramas, pero no necesariamente del periodismo. Entonces, es muy fácil que se parcialicen, crean que la defensa de la democracia pasa por ponerse a favor de un candidato cuando en verdad, la defensa de la democracia es garantizar el acceso equitativo de ambos candidatos. Eso es defender la democracia, allá hay un error con el “gatekeeper”, el guardián, el que pone barreras en el espacio público y decide que entra y que no entra, quién es el malo, quién es el bueno, quién es la desgracia, quién es la catástrofe.
Tampoco hay una clara definición del periodismo de opinión y el periodismo informativo. Uno establece los límites y las estrategias. Hay los géneros híbridos, pero hay que marcar muy bien, cuando quieren dar una opinión, hay que poner una pausa y decir: “Esta es mi opinión periodística o mi opinión como casa editora”, pero lo que hacen es disfrazar y al hacerlo se torpedean entre ellos mismos.
¿Cuál es la posición de la ciudadanía?
La gente no es tonta, no es un problema de aquí y ahora, y esta elección es crucial y crítica. El problema es que la gente ya viene viendo al periodismo como partisano desde hace ya muchas elecciones. Pueden decir: “Los jóvenes no saben”, si saben, porque ellos salieron a marchar y vieron como los “terruquearon” al principio y como al final los alabaron. Hay mucha visión de corto plazo, de cómo ganar la batalla la pequeña batalla aquí, pero se está perdiendo la guerra entorno a la democracia porque lo que vamos a tener como escenario post votación, sea que gane uno u otro, va a ser terrible, en términos de conflicto, de legitimidad, en fin.
¿Qué papel juegan las redes sociales a la hora del voto? ¿Es determinante a la hora de hacer la diferencia?
Hay que ver a las redes sociales como parte un ecosistema comunicativo. Es decir, lo que uno no encuentra en los medios, lo puede encontrar ahí, antes no. Pero aun así, en Fujimori versus Vargas Llosa, todos los medios se aliaron con el segundo y la propaganda política era brutal, estaba en todos lados. A pesar de todo ello, no había redes sociales y la gente, boca en boca, como se dice en la radio, apoyó a Fujimori, a esa imagen de él y ganó. Ahora, además, hay redes sociales y estas se van construyendo como cajas de resonancia.
Y sale el concepto de “Echo chambers”. Por ejemplo, mis amigos del Regatas y yo atacamos al candidato opositor, pero lo único que estamos logrando es convencernos a nosotros mismos que es un mal candidato, pero no necesariamente tiene trascendencia. Lo importante que hacemos con redes, es analizar las redes heterogéneas, como el tweet o la publicación que ves. Estas redes son cuestionadas y esa fue la estrategia que uso Castillo en la 1era vuelta, eran pequeñas redes que se usaron para difundir sus ideas, pero eran redes cerradas y le bastó para llegar a primera vuelta, pero para la segunda necesita una correlación más amplia, llegar a otros, porque las redes tienen sus límites, pero funcionan como información alternativa.
¿Cuáles son las funciones de las redes sociales?
Hay funciones diferentes. En Tik tok hay mucho esfuerzo en recordar los errores del Fujimorismo y eso cumple una función. Hace que aquellos antifujimoristas se mantengan en su función y no se pasen al otro lado. Cada red va segmentando. En Twitter hay una batalla respecto al desprestigio del otro candidato. Difícilmente uno encuentre en twitter posts positivos. Mayormente estos, junto a los “hashtag”, son negativos.
¿Se puede realizar un análisis de estas interacciones?
Es un poco difícil analizar la profusión de cosas, pero además hay que considerar, y se ha hablado muy poco, de la enorme red de radios comunitarias, radios locales, radios FM que funcionan en el país, este funcionamiento autónomo. No es que las radios tengan una relación orgánica con Castillo, por ejemplo. Ni que él les envíe información. A eso se le llama coaliciones discursivas. Es decir, la gente de mutuo propio se suma a apoyar un candidato, una idea puesta y va produciendo información, y va difundiendo las ideas.
En ese sentido, Keiko tiene problemas para entrar a esa red. Ella tiene que contratar servicios y publicidad. En cambio, un maestro de escuela que tiene su programa radial que lo alquila, que es muy común en las zonas rurales, va a abogar por Castillo, al igual que aquellos comunicadores que hablan en quechua. Keiko va a tener que contratar y pagar a los traductores. Hay toda esta red que es parte de este ecosistema y recogen las redes y las difunden. Es un poco difícil entenderlo de manera separada, porque circula mucha información y hay gente que se suma, que no tiene absoluta relación con el partido, ni redes. Hay gente de derecha que odia a Keiko, bueno, esta en su creencia que esta salvando al Perú del comunismo, también hace posts y publica. Entonces, estamos en un escenario difícil de analizar, pero que términos comunicativos es muy rico.