Entre el 2015 y el 2019, el Perú reportó la exportación de 2 242 toneladas de oro. Sin embargo, esta cifra no coincide con su producción, que llegó hasta las 720 en el mismo periodo. ¿A qué se debe este desbalance? ¿De dónde proviene esta notable diferencia?
Las respuestas las encontramos en el reportaje «Más de 1 500 toneladas de oro se exportaron desde el Perú sin que se sepa quién las extrajo». Con tal motivo, entrevistamos a su autora, la periodista Fiorella Montaño Pastrana, quien investigó esta disparidad en los datos. Nos cuenta a groso modo sobre el trabajo que realizó desde mayo y cómo en el Estado no hay un orden en la gestión de la información.
¿Cuál fue el punto de partida del reportaje?
Quería ver el tema del oro y su exportación desde la minería artesanal. Era una idea que estaba en mi cabeza. Cuando Juan José me dijo para realizar un reportaje sobre las industrias extractivas, se lo propuse. Traté de acomodarla y aterrizarla, porque el asunto era más amplio.
¿Qué hipótesis te planteaste?
La intención era conocer cuánto de impuesto se podía perder (desde la informalidad), pero era un tema muy difícil de hacer. Al final se concluyó evidenciar las fallas en el sistema de control del oro, donde existe mucha informalidad incluso de las mismas instituciones. La investigación tenía que mostrar qué estaba ocurriendo. La hipótesis inicial cambió. En un momento, estuve bloqueada. No sabía por dónde resolver algunas cosas. Por eso fue importante la ayuda de don Edmundo y Wilber. Se pudo despejar todo, pues no hallaba la forma de verificarlo.
¿En qué consistió tu método de investigación el cual tuviste no solo que procesar bancos de datos, sino también buscar el origen de ese excedente?
Se ha hecho un trabajo con base de datos. He utilizado dos bases distintas y las comparé. También entrevisté a muchas personas que no necesariamente salen en el reportaje. He conversado con mineros, prefectos, autoridades y académicos. Me sirvió mucho para aterrizar el tema más allá de lo me permitía ver la base de datos. Fue lo más cercano que se pudo hacer también porque encima con la pandemia no se podía viajar a Chala, que está a 8 horas de la ciudad de Arequipa.
La pandemia se convirtió un obstáculo dentro del quehacer periodístico, ¿cuánto tiempo te tomó hacer el reportaje?
Me ha tomado meses. No es que todos los días no le estuviera dando al reportaje. Había que hacer otras notas también. Inicié en mayo cuando hice mis primeras solicitudes de acceso a la información. Envié varios (formularios) y tuve que esperar bastante tiempo. Mientras tanto leía artículos sobre el tema. Por ejemplo, encontré un estudio interesante de CooperAcción.
¿A dónde enviaste tus pedidos de información?
Mandé solicitudes de información a SUNAT (Aduanas y Administración tributaria), pero casi no me respondieron. O sea, no me han respondido lo que buscaba. Ellos tienen (una base de datos) sobre la exportación del oro (en toneladas), pero lo único que mostraban son las cifras en dólares. Imposible compararla con el peso en gramos finos que se registraba en el Ministerio de Energía y Minas (Minem). Luego, envié la misma solicitud al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo. Ellos me contestaron según la información que tienen de aduanas. O sea, sí tenían la información en toneladas, pero no sé por qué no me lo quisieron dar.
¿Solicitaste información sobre el canon?
También le pedí al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) información sobre el canon. En un inicio quería averiguar si las procesadoras (de oro) aportaban al canon. Consulté con Minem, pero ellos no ven ese asunto, sino el MEF. Les mandé a ellos, pero me derivaron con SUNAT, que es la que recauda el impuesto a la renta. Les pregunté y me respondieron que esa información estaba protegida por el secreto tributario. Entonces, le pedí en números globales cuánto aportan las procesadoras. Tampoco. En fin. Algunas instituciones sí respondieron como el Minem. Me enviaron el registro de las empresas que comercializan oro, aunque se demoraron más de quince días. Fue medio mes perdido.
¡Vaya obstáculos dentro de la cobertura!
(Risas). No me querían dar entrevistas (por teléfono). Yo quería entender algunos puntos, por ejemplo, que me explicaran sobre tributos. Primero, me respondieron que las consultas eran por correo electrónico. Se las enviaba pero no respondían lo que les preguntaba o sus respuestas eran generales. No me ayudaban. Me sugerían leer una ley, pero lo que consultaba era lo que no entendía de esa ley. Ha sido complicado.
¿Cómo lograste solucionar todas estas dificultades?
Al final tuve que recurrir a las ONG y a los académicos de universidades. Del Estado tuve solo una respuesta que me ayudó, pero tuve que recurrir a otras fuentes que también miran estos temas.
En el reportaje intentas contar cómo es Chala. Es uno de los centros donde se procesa el oro. Sin embargo, sus calles son polvorientas y no tienen servicios básicos. ¿Estos pasajes son una forma de acercar y mostrar al lector la realidad del distrito, que para muchos puede parecer lejano?
Esa es la idea. Era también para evidenciar las diferencias que existen (en Chala). Hay un fuerte movimiento económico pero quiénes ganan con esta actividad. Es mejor describirlo para que el lector se haga una idea. Por otro lado, es una forma de no hacer tan duro el texto abundado en datos, en cifras. Había que aterrizar en una lectura no tan pesada. Leer sobre números puede resultar aburrido. La gente ya no lo lee. Lo que uno busca es que lean tu trabajo.
¿Te resultó fácil transformar toda esta información recopilada en un relato que pueda ser entendible para la audiencia?
Me demoró bastante tiempo. Lo que avanzaba lo borraba (risas). Tenía una historia muy triste. Era sobre una señora que perdió a su hijo en una mina artesanal de cobre, pero no iba con el tema. No lo pude incluir. Es una historia que merece ser contada. Estoy tratando de ver cómo lo podría contarla en algún momento.
El reportaje también reveló la insuficiencia del Estado para llevar un control de la producción del oro, ¿no?
Sí. La falta de institucionalidad y la debilidad que hay para ver el tema del oro.
También una fisura entre lo formal e informal, lo legal e ilegal, donde la extracción minera informal opera con impunidad y solo deja pobreza en sitios como Chala.
No solo son los informales. Un minero informal gana poquísimo y trabaja mucho tiempo para sacar oro. No solamente son ellos. También son los dueños de concesiones que son muy vivos, que arrendan sus espacios. Son formales pero hacen sus ganancias en base a la informalidad. Eso también era la intención.
Comentaste que no lograste ir a Chala, ¿piensas ir en algún momento al lugar?
Sí. Cuando pase la pandemia. He pasado por el lugar las veces que he viajado Lima. La idea es continuar con el tema.
¿Quedó pendiente alguna indagación dentro de la investigación?
Quedó una base de datos que se debe limpiar para encontrar alguna información más. Eso he tratado de hacer. También, quiero seguir con el tema de los impuestos, que es la idea principal pero no se pudo incluir. (Tenía que) identificar a las empresas. Es muy específico todo… Eso es lo que falta.
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