Entre el 10 y el 31 de octubre, todo el Perú mantuvo el foco en los procesos judiciales que transmitía Justicia TV y a los que los medios les dieron la dimensión global a través de Internet. Pero en estos nuevos espacios digitales se requiere aplacar los ánimos de uno y otro lado.
Lo que congregaba las miradas de personas de a pie, que detenían su paso frente a los televisores instalados en lugares públicos y negocios, no eran partidos de fútbol. Eran las audiencias en las que el fiscal José Domingo Pérez sustentaba su pedido de prisión preventiva para Keiko Fujimori y la abogada Giuliana Loza exponía sus alegatos de defensa; siempre en directo, vía Justicia TV, el canal del Poder Judicial.
“Fue un hecho inédito este seguimiento a una fuente directa”, comenta Zuliana Lainez, secretaria general de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP), quien celebra también el que muchos medios tradicionales supieran hacer de sus plataformas digitales espacios para la interacción con la ciudadanía. No obstante, la dirigenta señala que la experiencia ha demostrado la necesidad de incorporar en los equipos periodísticos a un editor de audiencias: “El grado de insulto ciudadano en redes lo exige. Debe haber una moderación que impida los discursos de odio de uno y otro lado”, reclama.
Claudia Izaguirre, hasta hace poco Defensora del Lector del diario Perú 21, destaca el potencial docente de las coberturas que, como esta, congregan notoriamente el interés de la ciudadanía y, en tal sentido, expresa su preocupación por la evidente falta de conocimientos que mostraron muchos de los reporteros asignados, en relación a los procedimientos procesales y judiciales: “Si usamos términos inadecuados, terminamos confundiendo al público”.
Luis Jaime Cisneros, director del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), llama la atención sobre las imágenes en las que se vio con las manos esposadas a aquellos cuya eventual prisión se estaba evaluando. “Se puede hacer transmisiones sin llegar a herir la dignidad de las personas, sobre todo si no se trata de juicios. Se trataba aquí de audiencias para determinar una prisión preventiva. Nadie era culpable. Todos eran inocentes”, precisa.
En relación a la atención que se brindó al entorno familiar de Keiko Fujimori, el también representante de la agencia France Presse en el Perú, señala que tanto los Humala Heredia, en su momento, como ahora los Fujimori-Vito, recurrieron a las redes sociales, pues estas apelan más bien a lo emocional que a lo racional y suelen ser utilizadas para dramatizar procesos y hacer que la gente llegue a extremos. “No creo que la prensa haya exagerado. La prensa responsable vende noticias y tiene que basarse en hechos creíbles y refutables”, dice. Y Lainez, por su parte, apunta a la conveniencia de ir más allá del mero anuncio: “A veces los medios se quedan solo en lo informativo, pero la información debe ser contextualizada; se debe buscar antecedentes y aportar con la visión de especialistas”.
Al respecto, Izaguirre aclara que no siempre los más competentes están disponibles, y reconoce que los equipos muchas veces terminan haciendo eco de aquellos sucesos que les asegurarán sintonía o tráfico, o absorbidos por el imperativo de producir cada vez más y más rápido. “Por eso es importante ver no solo lo que hace y dice la competencia, sino tomarse momentos para analizarse y criticarse a sí mismos”, recomienda.
Caso “La Botica”
La difusión de las conversaciones que vía whatsapp sostuvieron los miembros de la bancada de Fuerza Popular abrió el debate sobre la pertinencia de revelar charlas privadas. Al respecto, Zuliana Lainez es contundente: “Se trataba de funcionarios públicos refiriéndose a asuntos de interés público. En tales casos no puede primar el derecho a la privacidad”, remarca.