El ilustre diplomático Javier Pérez de Cuéllar falleció ayer, en horas de la noche, a los 100 años.
Su vida abarcó un siglo (1920-2020), enmarcada en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y en la Guerra Fría (1947-1991). Fue testigo de momentos importantes de la historia de la humanidad, uno de ellos, la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En 1946, participó en las primeras reuniones de la Asamblea General como miembro de la delegación peruana. Más adelante, fue nombrado representante permanente de Perú ante la ONU, en 1971.
Asumió la Secretaría General de las Naciones Unidas por dos periodos, entre enero de 1981 hasta diciembre de 1991. En su compromiso por la paz ayudó a poner fin a la guerra de 10 años que mantenía Irán e Irak, que encontró el cese de fuego en 1988. De igual forma, resolvió los conflictos en El Salvador, Nicaragua y Camboya.
El New York Times escribió que Javier Pérez de Cuéllar “abrió el camino a los avances en derechos humanos en países como Cuba e Irán, una vez inmunes del escrutinio. Y ayudó a transformar la Asamblea General en algo parecido a un parlamento global”.
La Fundación Gustavo Mohme Llona expresamos condolencia a la familia de Javier Pérez de Cuéllar. En memoria de un gran político y diplomático defensor de la paz y la democracia.