Challhuanca es una cabecera de cuenca ubicada a 4,300 m.s.n.m, cerca de la Reserva Nacional Salinas y Aguada Blanca, en la provincia de Caylloma, Arequipa. Allí también se encuentra asentado un pequeño pueblo, del mismo nombre, que vive de la crianza de alpacas. Ellos son conscientes que habitan dentro de una infraestructura natural que cumple diversas funciones. Una de ellas es abastecer de agua al afluente más importante de la ciudad de Arequipa, el río Chili.
Los pobladores saben que sus prácticas deben ser recíprocas con el entorno. Ellos conservan el estado de la cuenca y son beneficiados por los servicios que el ecosistema les genera. Sin embargo, mantener un equilibrio en el grado de intervención con el área para no afectar la reserva del agua es un desafío no solo para los comuneros de Challhuanca, sino para todos los centros poblados que se desarrollan cerca de una cabecera de agua a nivel nacional.
Por tal motivo, Gena Gammie de Forest Trends señaló, a través de una videollamada, ante una sala de 18 periodistas procedentes de 7 departamentos del país, que se debe gestionar infraestructuras naturales para asegurar el recurso hídrico en base a combinaciones estratégicas normativas y sociales para conservar y recuperar ecosistemas que mantienen la calidad y cantidad del agua.
Infraestructura natural vs Infraestructura gris
Una infraestructura natural es una red de espacios que conserva valores y funciones de ecosistemas que proveen servicios ecosistémicos. “Los bosques, humedales, páramos, lagunas, glaciares, entre otros, hacen trabajos que sostienen las actividades de la sociedad”, mencionó Gammie, “por eso los llamamos infraestructura natural”. Agregó que dentro de una infraestructura natural se puede aprovechar los recursos que esta brinda de manera sostenible.
A todo esto nace una pregunta ¿una infraestructura natural es ajena a una construida por el hombre? La representante de Forest Trends respondió que más bien complementa a la infraestructura gris para responder a temas importantes y comunes sobre la gestión de recursos hídricos. Se puede regular el abastecimiento de agua en zonas donde hay escasez desde la Amazonía hasta la costa gracias a las presas o el bombeo de aguas subterráneas. Pero las infraestructuras naturales implementan otros servicios, a parte del recurso hídrico, como la reducción del carbono.
Para Cristina Portocarrero, especialista del Consorcio para el Desarrollo Sostenible de la Ecorregión Andina (CONDESAN), lo importante es saber gestionar los recursos hídricos y las infraestructura natural y así puedan cumplir con su función ecológica y socioeconómico. El marco regulatorio de la Superintendencia Nacional de Servicios y Saneamiento (SUNASS) precisa cinco servicios ecosistémicos hídricos que se debe efectuar en una infraestructura natural: regulación hídrica, rendimiento hídrico, control de sedimentos, control de calidad y prevención de desastres.
Políticas públicas para la infraestructura natural
Las instituciones del Estado están tomando acciones para conservar los servicios ecosistémicos que proporcionan las infraestructuras naturales. SUNASS ha visto que la degradación en las cabeceras de agua tiene repercusión en el servicio de saneamiento. Por ello, están implementando políticas públicas a favor de la preservación de las cuencas en las zonas altas. “Hasta hace unos años nosotros veíamos que la cadena de suministro de los servicios de agua potable empezaba en la captación. Sin embargo, están incorporando a las fuentes de agua como parte de la cadena. Lo incluimos gracias a los mecanismos de retribución por servicios ecosistémicos en el sector saneamiento, que ahora es una política pública”, comentó el ingeniero Luis Acosta, especialista en recursos hídricos de SUNASS.
Explicó que las empresas prestadoras de servicios (EPS), que son las responsables de administrar el recurso hídrico en las ciudades, han asumido la responsabilidad de cuidar las cabeceras de cuencas y, desde el 2004, recaudan fondos de inversión pública para promover mecanismos de servicios ecosistémicos y trabajar con las comunidades que habitan e interaccionan con el entorno en proyectos de conservación, como sucede en Challhuanca.
“No es dejar dinero, sino hacer un acuerdo con los contribuyentes para que realicen acciones de recuperación o uso adecuado del ecosistema y no afectar los servicios ecosistémicos hídricos”, advirtió el ingeniero Acosta.
Se viene desarrollando iniciativas pero, como señaló Isabel Calle de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, aún no forma parte del Acuerdo Nacional. Se debe reunir esfuerzo desde el Estado, la ciudadanía y la prensa para lograr el objetivo. “SUNAAS está interesado en aportar en este proceso. Se puede trabajar con la PCM para lograr y reconocer este trabajo multisectorial y convertirlo en política pública que al menos esté escrita y esperar que no cambie en los siguientes gobiernos”, contó la especialista.
Taller de periodismo y seguridad hídrica
La Sociedad Peruana de Derecho Ambiental organizó el taller “Periodismo de Investigación para la seguridad hídrica”, con el apoyo de la Fundación Gustavo Mohme Llona, en la ciudad de Arequipa los días 16, 17 y 18 de agosto. Contó con la participación de 18 periodistas de provenientes de los departamentos de Lima, Arequipa, Piura, Cusco, Moquegua, Junin y San Martín. Ellos fueron capacitados por especialistas. Asimismo, visitaron la cuenca de Challhuanca y finalmente discutieron posibles historias a investigar. La finalidad de la capacitación fue brindarles conocimiento y herramientas para realizar coberturas periodísticas relacionados con la seguridad hídrica y la infraestructura natural, importantes temas dentro del contexto de cambio climático.
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