Más de 15 años como titular de la Procuraduría Antidrogas han investido a Sonia Medina Calvo de gran autoridad para hablar de redes de narcotráfico en el Perú. La funcionaria que logró enviar a prisión al poderoso Fernando Zevallos, alias “Lunarejo”, y ha resistido múltiples amenazas de muerte, compartió sus conocimientos con un grupo de 16 periodistas.
Al participar como expositora en el I Taller de Periodismo de Investigación y Fiscalización Electoral, realizado en el Callao por la Fundación Gustavo Mohme Llona, la procuradora recordó que el lavado de activos del narcotráfico y la corrupción son los principales problemas del Perú, que es uno de los primeros productores de coca del mundo.
Como lo señaló, el 90% de la coca producida el país es destinada al narcotráfico y solo 10% a otros usos. Para abordar este grave problema es necesario conocer cómo opera el narcotráfico y cuáles son los retos en el camino de investigarlo.
Develar la cadena
Al tratarse de una forma de crimen organizado, el tráfico de drogas se comete principalmente mediante redes ilícitas que buscan obtener ganancias y, generalmente, están conformadas por clanes familiares, debido a la gran confianza que debe existir entre sus miembros.
“El tráfico de drogas no es de una sola persona, es de toda una red. El microcomercializador tiene un proveedor y este tiene un financista. Y al ser más de dos o tres, ya se trata de una organización criminal”, señala la abogada del Estado.
Apuntar hacia la red es necesario para evitar que siempre sean capturados solo los peces pequeños, mientras los más grandes responsables continúan con sus operaciones ilícitas. “Por lo general, cae un microcomercializador y no se llega más allá en la red. Es un tema de investigación, le corresponde a la Policía y el Ministerio Público ir más allá”, añade.
La procuradora explica que la cadena delictiva empieza con el cultivo de coca por el agricultor (detrás del cual se encuentra toda una problemática), continúa con el almacenamiento de la droga, el transporte, su comercialización y luego el dinero es reinvertido. Para hacer libre uso del dinero, se incurre en el delito de lavado de activos con la creación de empresas fachada.
Empresas fachada
Para el lavado de activos se utilizan estructuras societarias, que tienen “plata sucia y plata limpia”, es decir capitales lícitos e ilícitos que están mezclados. “Hoy por hoy sabemos que las redes ilícitas son llamadas empresas del crimen, porque se trabaja a nivel empresarial. Ya no se trata de dos o tres personas. Hoy son empresas gerenciales, porque no se conoce al financista”, explica Medina.
La labor es más ardua para llegar a las más altas jerarquías del delito, según señala, porque hoy los narcotraficantes ponen sus propiedades “a nombre de terceros, cuartos y quintos”
Denunciar es cuestión de ética
El Perú se ha convertido en un país de tránsito de droga, sostiene la procuradora, por lo cual vale la pena preguntarse por qué pasan tantas sustancias químicas ilegales por los puertos peruanos. ¿Qué hacen las autoridades al respecto? “Corrupción también es dejar de hacer lo que se tiene que hacer. Hay una cantidad asombrosa de desvío de productos químicos”, apunta.
La corrupción ha permitido que el narcotráfico gane poder en instituciones clave como la Policía y que se infiltre en la política, por lo cual se cuenta con menos garantías para investigar este delito y denunciarlo.
En esta línea, una de las asistentes al taller preguntó qué debe hacerse cuando se está frente a situaciones o personajes potencialmente peligrosos. Aunque la duda podría tratarse de un frecuente dilema periodístico, la guardiana de los intereses del Estado respondió desde la ética que durante tantos años ha guiado el desempeño de su cargo.
“Yo creo que hay una cuestión de ética personal. Si yo conozco que hay corrupción, la tengo que denunciar. Es cuestión de perder el miedo y comprometernos todos con ser Estado. Para que nuestros hijos vivan en un país mejor, yo creo que tenemos que hacerlo”, concluyó Medina.