El periodista Vidal Merma Maccarcco nunca imaginó que, en la noche del miércoles 22 de julio, la policía iba a disparar contra él. Aquel día, el reportero realizaba la cobertura de la protesta, cada vez más intensa, que acontecía en la ciudad de Espinar (Cusco).
Entrada la noche, escuchó que los agentes antidisturbios estaban actuando con más violencia contra manifestantes que se aglomeraban cerca del Hospital de Espinar. Con celular en la mano, Merma salió a registrar lo que sucedía en las calles de la avenida San Martín. De pronto vio cómo la policía disparaba a todos lados.
«Habían heridos jóvenes. Traté de acercarme un poco más para, por lo menos, persuadir a la policía y (así) evite usar la fuerza, para que haya control de parte de la policía. Pero no. Peor aún arremetieron contra mi persona», contó el reportero a la Fundación Gustavo Mohme Llona.
Uno de los agentes al ver a Merma en la calle disparó contra él, por lo que tuvo que esconderse detrás de un puerta. Gritó que era periodista, pero la respuesta fue aún peor: no solo pusieron en riesgo su vida con otro disparo, sino después lo persiguieron para arrestarlo.
«Tuve que salir corriendo porque me estaban siguiendo. Querían detenerme. No querían que siga evidenciando el abuso que estaban cometiendo», aseveró.
Sin garantías
El periodista Vidal Merma contó que pidió garantías a la Subprefectura de Espinar. Sin embargo, el subprefecto Carlos Enrique Benavides le negó la solicitud porque, según él, en estado emergencia los derechos se encuentran suspendidos al igual que la atención de la oficina.
También quiso asentar una denuncia en la comisaria por agresión, pero la actitud fue la misma. Le exigieron que muestre un carnet que acredite y respalde su condición de periodista. Intentó conversar con el coronel a cargo de la dependencia. Tampoco lo recibió.
Si bien la situación en Espinar ha vuelto momentáneamente a la calma, Vidal comentó que teme por su seguridad. Él ahora pasa las noches en casa de familiares o amigos cuando se percató que la policía vigilaba su hogar.
«Cuando conversé con el subprefecto me dijo verbalmente que los derechos se encontraban suspendidos. Prácticamente, me podían disparar. Entonces, no hay ese respaldo. Lo que estoy tratando de hacer es difundirlo por las redes, por lo menos, tener ese respaldo por si me pasa algo», relató con lamento.
Desde la Fundación Gustavo Mohme Llona expresamos nuestra condena a todo acto de agresión y acoso contra quienes ejercen el periodismo. Asimismo, exhortamos al Ministerio del Interior a actuar en el marco del respeto pleno a los derechos humanos y el derecho constitucional de la libertad de expresión.